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sancocho de gallina, el sancocho de guandul, el sancocho de pescado, el
sancocho costeño, la lista casi que es infinita, se estima que el origen de
esta preparación es un plato español cuyo nombre era olla podrida y no porque
esta estuviera en malas condiciones, por el contrario, esta sopa española tenía
varios tipos de carnes curadas. Pero el Sancocho es nuestro, criollo como el
machete o las alpargatas, esta sopa es adecuada para todas las festividades, de
ricos y de pobres, matrimonios, bautizos, cumpleaños y como dejar de lado el
paseo de río o paseo de olla.
¡A
almorzar! -que es mama? - -sancocho APURE y baje a comer! ¡Y
ocurría
la magia!.
Cansada
pero orgullosa de su creación típica, y con las porciones bien personalizadas de
cada uno de los ingredientes destinados según el rango dentro el núcleo
familiar se escuchaba fuerte y claro la voz de la líder de la manada, diciendo ¡PABLO,
MARCOS, MARTA, ESTER! ¡VENGAN A
ALMORZAR! Mágicamente y sin disimular que el tan agradable olor a sancocho abría
nuestro apetito iban apareciendo con los ojos bien abiertos y sonrisa en el
rostro todos los integrantes de la familia, el patriarca (marcos), encendía la televisión,
y ella mientras servía susurraba a el primero que llegaba a la cocina -vaya
baje y llame a don Gustavo que esta pintando y le damos un platico que debe
estar cansado, y a doña BENEDICTA que
esta lavando el patio apúrese) debemos recordar que era una casa que ocupaba 6 casas al tiempo
y que casi siempre había gente reparando algo, o preparando algo para vender! Entre tanto MARTA (su hija) bajaba a ayudar a servir
el jugo y a alcanzar cada plato ya destinado para cada comensal -este es para
Marcos, este para don Gustavo, el de pablo es este, no me vaya a chorrear el mantel
que me lo regalaron- bueno rezongaba MARTICA (la hija mayor) – Y Ester ¿Qué pasa
que no viene no pensara que va a comer en el cuarto? (¡esa era yo!) sírvale juguito a Pablo (el hijo menor soltero
universitario en aquel entones).
Y así de uno en uno nos sentábamos
en la gran mesa a disfrutar del sancocho la mazorca, la papa, el plátano, la
carne, y el hambre siendo saciado,
enmudecía el bullicio previo a el almuerzo, yo, en cambio, prevenida y lista a
defenderme de las bromas de Pablo quien como todo hermano mayor disfrutaba viéndome
sorprendida o llorando o asustada comía rápido para estar en guardia cuando llegara
el momento de sentir adrenalina pura, para el momento que decidiera el atacar, (
me fascinaba, y disgustaba aquello a la vez)
ya que apenas el acababa de almorzar me miraba pensando fijamente como
hacerme reír o llorar, a veces me cantaba – e, e, ecua Ester tiene pecueca,
chucha y mal aliento, esta podrida por dentro- aquello hacia que todos soltaran
la carcajada mientras yo protestaba y me reía, y así empezaba aquella guerra al
punto de salir corriendo por toda la casa huyendo de sus cosquillas! Y gritando:
¡TIA AYUDEME! ¡Y claro! Feliz de saber que me iba a alcanzar, yo alistaba mis
mini músculos en aquel entones, para así contrarrestar ese hombre grandote que
me seguía a toda velocidad, con pasos de gigante y masa muscular la cual iba a
usar para sacarme de la casa y hacerme golpear hasta que alguien me volviera a
abrir.
Si señores como lo están leyendo
es para mi un gran placer haber heredado la sazón de esta familia, sazón que
viene acompañada de miles aventuras que al replicar ese plato mi memoria
gustativa revive.
hahaha sii los hermanos mayores dejan huella ! que bella historia! buen memorial
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