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lunes, 4 de diciembre de 2017

El sancochito de mi casa!


E

l sancocho de gallina, el sancocho de guandul, el sancocho de pescado, el sancocho costeño, la lista casi que es infinita, se estima que el origen de esta preparación es un plato español cuyo nombre era olla podrida y no porque esta estuviera en malas condiciones, por el contrario, esta sopa española tenía varios tipos de carnes curadas. Pero el Sancocho es nuestro, criollo como el machete o las alpargatas, esta sopa es adecuada para todas las festividades, de ricos y de pobres, matrimonios, bautizos, cumpleaños y como dejar de lado el paseo de río o paseo de olla. 

¡A almorzar!  -que es mama? -  -sancocho APURE y baje a comer! ¡Y ocurría la magia!.

Cansada pero orgullosa de su creación típica, y con las porciones bien personalizadas de cada uno de los ingredientes destinados según el rango dentro el núcleo familiar se escuchaba fuerte y claro la voz de la líder de la manada, diciendo ¡PABLO, MARCOS, MARTA, ESTER!  ¡VENGAN A ALMORZAR! Mágicamente y sin disimular que el tan agradable olor a sancocho abría nuestro apetito iban apareciendo con los ojos bien abiertos y sonrisa en el rostro todos los integrantes de la familia, el patriarca (marcos), encendía la televisión, y ella mientras servía susurraba a el primero que llegaba a la cocina -vaya baje y llame a don Gustavo que esta pintando y le damos un platico que debe estar cansado, y a doña BENEDICTA  que esta lavando el patio apúrese) debemos recordar  que era una casa que ocupaba 6 casas al tiempo y que casi siempre había gente reparando algo, o preparando algo para vender!  Entre tanto MARTA (su hija) bajaba a ayudar a servir el jugo y a alcanzar cada plato ya destinado para cada comensal -este es para Marcos, este para don Gustavo, el de pablo es este, no me vaya a chorrear el mantel que me lo regalaron- bueno rezongaba MARTICA (la hija mayor) – Y Ester ¿Qué pasa que no viene no pensara que va a comer en el cuarto? (¡esa era yo!)  sírvale juguito a Pablo (el hijo menor soltero universitario en aquel entones).


 Y así de uno en uno nos sentábamos en la gran mesa a disfrutar del sancocho la mazorca, la papa, el plátano, la carne,  y el hambre siendo saciado, enmudecía el bullicio previo a el almuerzo, yo, en cambio, prevenida y lista a defenderme de las bromas de Pablo quien como todo hermano mayor disfrutaba viéndome sorprendida o llorando o asustada comía rápido para estar en guardia cuando llegara el momento de sentir adrenalina pura, para el momento que decidiera el atacar, ( me fascinaba, y disgustaba aquello a la vez)  ya que apenas el acababa de almorzar me miraba pensando fijamente como hacerme reír o llorar, a veces me cantaba – e, e, ecua Ester tiene pecueca, chucha y mal aliento, esta podrida por dentro- aquello hacia que todos soltaran la carcajada mientras yo protestaba y me reía, y así empezaba aquella guerra al punto de salir corriendo por toda la casa huyendo de sus cosquillas! Y gritando: ¡TIA AYUDEME! ¡Y claro! Feliz de saber que me iba a alcanzar, yo alistaba mis mini músculos en aquel entones, para así contrarrestar ese hombre grandote que me seguía a toda velocidad, con pasos de gigante y masa muscular la cual iba a usar para sacarme de la casa y hacerme golpear hasta que alguien me volviera a abrir.

Si señores como lo están leyendo es para mi un gran placer haber heredado la sazón de esta familia, sazón que viene acompañada de miles aventuras que al replicar ese plato mi memoria gustativa revive.
 

1 comentario:

  1. hahaha sii los hermanos mayores dejan huella ! que bella historia! buen memorial

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